Retrato a Amadou


No es un modelo, pero Amadou sonríe igual que cualquier ser humano. Lo conocí en el tren cuando ambos llegábamos a la estación de Parma. Como siempre, observo que hay personas que evitan interactuar con alguien como él, mientras que otros no lo hacen. En mi caso, no pierdo la oportunidad de conversar con quien quiera, y así fue como entablé una charla con Amadou.  

Durante nuestra conversación, me contó sobre su travesía en Milano, donde intentó obtener su pasaporte senegalés para realizar algunos trámites en Italia. Lamentablemente, venía triste porque no lograron atenderlo. Al final, le pregunté si podía hacerle un retrato y le pedí que, a pesar de haber tenido un mal día, sonriera para la foto. Después de mostrarle la imagen, me dijo: "Nunca había visto una foto mía así, no suelo tomarme fotos y verlas después, pero esta me encanta", dijo con alegría mientras estrechábamos las manos.  

Esta experiencia me hizo valorar aún más los viajes en tren, ya que me brindan la oportunidad de conectarme con diversas situaciones y personas. 

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