El tiempo en pausa, el tren en movimiento
Espero en la estación de trenes de Fidenza, cámara en mano, como suelo hacer cuando quiero encontrar una historia entre la gente que va y viene. No hay demasiados pasajeros a esta hora, el andén se siente casi vacío, salvo por una figura solitaria que llama mi atención. Una joven, vestida con un estilo informal pero cuidado, está sentada en el banco, esperando su tren. Su postura relajada y su expresión serena contrastan con la velocidad del tren que cruza frente a ella. Es un instante perfecto: la quietud de quien espera y el frenesí del mundo que no se detiene. Me pregunto qué estará pensando. ¿Vuelve a casa o está a punto de partir? ¿Espera con ansias un reencuentro o simplemente deja que el tiempo pase sin prisa? Su bolsa descansa sobre sus piernas, sus manos cruzadas sobre la rodilla, su mirada fija en el horizonte. Es como si el tren que pasa a toda velocidad no la rozara, como si su mundo estuviera en una pausa momentánea antes de seguir su curso. ...