Ventanas en penumbra
En el cruce con Via Copelli comienza a abrirse la Via Giosuè Carducci. Es una calle estrecha, parte del corazón histórico de Parma. Las fachadas se levantan una frente a la otra, y aunque los edificios no son altos, la cercanía entre ellos hace que la luz juegue a esconderse. Algunas ventanas parecen condenadas a vivir siempre en penumbra, como si el sol pasara de largo.
Caminar por aquí es detenerse en los detalles: las persianas entreabiertas, los muros que guardan tonos cálidos de ocre y terracota, las sombras que suben y bajan conforme avanza la tarde. Para quien vive en la ciudad, quizá sea una estampa cotidiana, normal. Pero para quien llega de fuera, esta arquitectura tiene algo que atrapa. Un equilibrio entre lo íntimo y lo abierto, entre lo que se muestra y lo que se guarda detrás de cada contraventana.
Parma es así: mezcla de luz y sombra, de plazas amplias y calles que parecen guardar confidencias. Y en rincones como este uno entiende que la belleza no siempre está en lo evidente, sino en aquello que se deja entrever.
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