Tras ladrillos
En mi visita a Bedonia, mientras paseaba por Piazza S. Michele, me detuve a observar este edificio residencial. Su arquitectura, típica de muchas pequeñas localidades italianas, me hizo reflexionar sobre cómo las formas y los materiales cuentan historias silenciosas del lugar.
Los ladrillos naranjas, combinados con los balcones geométricos de concreto, contrastan con el cielo azul brillante que dominaba aquel día. Es interesante cómo, en un entorno tan cotidiano como este, hay pequeños detalles que captan la atención: una maceta con flores en uno de los balcones, antenas parabólicas apuntando al cielo, o las persianas que permanecen cerradas como si guardaran secretos de quienes habitan dentro.
Este edificio no es solo una construcción, sino una parte del paisaje cotidiano que da vida a Bedonia. Me gusta imaginar las historias que suceden tras sus paredes, las conversaciones en los balcones, las rutinas de quienes llaman a este lugar su hogar. A veces, detenerse a observar lo que parece ordinario revela una belleza que pasa desapercibida en el ajetreo del día a día.
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